La Ayuda a los Demás Como Factor Transformador de Personas y Organizaciones en Tiempos de Crisis
En
la actualidad vivimos tiempos de crisis, los cuales se traducen en
una alta tasa de paro a nivel nacional. Muchas personas con y sin
cualificación profesional se han visto afectadas por reducciones de
plantilla en sus centros de trabajo después de haber trabajado
durante muchos años. En estos momentos, el fenómeno del
voluntariado ha cobrado gran relevancia; convirtiéndose en un
recurso para muchas personas desempleadas. El voluntariado implica
realizar un trabajo para los demás, se presta atención a diferentes
colectivos, tiene diferentes enfoques y cada vez más se convierte en
una lanzadera profesional. El voluntariado se contempla como hilo
conductor: ¿Cómo la ayuda a los demás se convierte en un factor
transformador de personas y organizaciones en tiempos de crisis?
En
este nuevo marco, juega un papel muy importante la conducta
altruista; la personalidad, la conducta prosocial, la motivación y
el compromiso y la participación de las personas que participan en
el desarrollo de los programas de voluntariado que llevan a cabo las
organizaciones.
Para
tratar este tema se han contemplado 3 hipótesis:
- Las personas que están en situación de desempleo y realizan una actividad voluntaria, perciben la ayuda a los demás como un potenciador de emociones positivas.
- El voluntariado es una herramienta de prevención de riesgos psicosociales en personas que se encuentran en situación de desempleo.
- Las personas desempleadas perciben la actividad voluntaria como una plataforma hacia la autoeficacia profesional.
Se tendrá en cuenta para desarrollar este tema una de las teorías más importantes es la de “los modelos de
pérdida de recursos”, que hace referencia a aquellas
situaciones en la que se produce el estrés debido a la pérdida de
recursos (Salanova, 2009). Este modelo fue y sigue siendo uno de los
más importantes e influyentes. Constituye un punto de referencia
básico para la compresión de la psicología de la salud ocupacional
y el desarrollo posterior del resto de modelos teóricos dentro de la
disciplina.
“Las
estrategias de coping y afrontamiento” suponen uno de los
conceptos clave de la teoría y se conceptualiza como “aquellos
esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se
desarrollan para controlar las demandas especificas externas y/o
internas que son evaluadas como que exceden o desbordan los recursos
del individuo” (Lazarus y Folkman, 1984: 164).
Consideran
la existencia de dos grandes tipos de estrategias de afrontamiento:
estrategias centradas en el problema y centradas en la emoción. A
través de las primeras, la persona intenta actuar directamente
sobre la situación estresante, bien modificando el entorno, por
medio de la conducta como buscar activamente información o bien
generando cambios motivacionales o cognitivos como elaborar formas
alternativas de gratificación. Mediante las estrategias dirigidas a
la emoción, la persona intenta regular la respuesta emocional
generada ante la amenaza. Entre las estrategias emocionales más
importantes se destacan respuestas como evitar la situación
estresante o buscar la parte positiva de la situación. Otro concepto
clave de esta teoría es el de “evaluación” o
valoraciones que las personas realizamos sobre las características
de una demanda situacional y sobre los recursos de que disponemos
para afrontarlas de forma adecuada. Según este modelo lo que es
estresante no es la situación per se sino la valoración
(positiva, negativa, neutra) que realizan las personas sobre ella.
Salanova, M. (2009). Psicología de la salud ocupacional. En Síntesis
(Ed.), Modelos teóricos de la salud ocupacional (pp. 63-69). Madrid,
España: Vallehermoso.
Las
estrategias de afrontamiento (coping) analizan como se
enfrentan las personas a elementos estresantes determinados como:
sucesos vitales importantes como la pérdida del puesto de trabajo.
De modo general, el afrontamiento se refiere a la serie de
pensamientos y acciones que capacitan a las personas para manejar
situaciones difíciles que se presentan en el diario vivir.
Lazarus
y Folkman distinguen dos tipos de estrategias (Lazarus y Folkman,
1986):
1.
Estrategias de resolución de problemas: son aquellas directamente
dirigidas a manejar o alterar el problema que esta causando el
malestar.
2.
Estrategias de regulación emocional: son los métodos dirigidos a
regular la respuesta emocional ante el problema.
Se
distingue tres tipos de evaluación de la situación que las personas
ponemos en funcionamiento, de forma consciente o no, cuando tenemos
que afrontar una demanda ambiental: evaluación primaria, secundaria
y terciaria, (Lazarus y Folkman, 1986):
1.
La “evaluación primaria” consiste en una primera valoración que
la persona realiza de la situación o evento. Esta valoración
permite categorizar la situación como dañina, amenazante, o
retadora, en función del riesgo que conlleva y del grado que
compromete su bienestar.
2.
La “evaluación secundaria” va mas allá en el tiempo y
constituye el aspecto del modelo por cuanto hace referencia a la
valoración que hace la persona de los recursos o estrategias de
coping (centradas en el problema o centradas en la emoción) que
posee para afrontar las demandas del ambiente de trabajo.
3.
La “evaluación terciaria” o “re-evaluación” que hace
referencia a la valoración que realiza la persona después de haber
intentado afrontar la demanda laboral. En función del éxito o no de
las estrategias de afrontamiento llevadas a cabo, la re-evaluación
afectara a futuras evaluaciones primarias y secundarias que realice
la persona cuando se encuentre ante otras demandas similares.
Para
tratar este tema se ha tenido en cuenta una de ellas: “la
evaluación secundaria” la cual constituye el aspecto central
del modelo por cuanto hace referencia a la valoración que hace la
persona de los recursos o estrategias de coping (centradas en
el problema o centradas en la emoción) que posee para afrontar las
demandas del ambiente de trabajo, (Salanova, 2009).
El
empleo de una estrategia de solución de problemas tiene por sí
mismo repercusiones favorables a la regulación emocional, por
ejemplo: persona que se encuentra en situación de desempleo, empieza
acudir a una asociación a desarrollar actividades de voluntariado o
colaboración. Esto puede constituir una estrategia eficaz para
solucionar parte del problema y prevenir enfermedades psicosociales,
reducir su ira y malestar. El empleo de una estrategia de solución
de problemas tiene repercusiones favorables en la regulación
emocional.
Para
verificar las hipótesis planteadas se tuvo en cuenta la evaluación
secundaria que llevan a cabo las personas que se encuentran en
situación de desempleo, puesto que está evaluación ayuda a dar una
respuesta adaptativa a la situación, en este caso, la demanda seria
la situación de desempleo podrá percibirse de diferentes formas y
así mismo tendrá diferentes consecuencias. La situación de
desempleo se puede percibir como una amenaza o como un reto, la
persona tienen que poner en funcionamiento las estrategias de
afrontamiento necesarias para adaptarse a dicha demanda. Si la
persona valora que posee los recursos suficientes para afrontar la
situación de desempleo, la interpretará como un reto, movilizará
conductas que le permitan generar sentimiento de logro y eficacia, y
experimentar emociones específicas como la confianza, la excitación
y el entusiasmo, (Folkman y Lazarus, 1985). Es decir las personas
empezarían a llevar a cabo conductas de ayuda y participar en
actividades voluntarias percibiéndolas como un factor transformador
de personas y reduciendo el estrés que les genera encontrarse en
situación de desempleo. Por lo tanto la situación que se percibía
anteriormente como amenazante, empieza a tener una solución
favorable.
Cuando
la persona no pone en funcionamiento las estrategias de afrontamiento
necesarias. Es decir cuando la persona no dispone de los recursos de
afrontamiento necesarios para afrontar la situación de desempleo, en
este caso cuando la persona no lleva a cabo ninguna conducta de
ayuda, ninguna actividad voluntaria, evaluará esa situación como
un daño real o como amenaza, la situación se resuelve de forma
desfavorable y la persona empezara a experimentar emociones negativas
como estrés, tristeza, enfado, miedo, ansiedad.
CONCLUSIONES
Hace
falta una investigación más a fondo para poder comprobar dichas
hipótesis planteadas, sin embargo se considera relevante destacar
como conclusión lo siguiente:
- Las personas que se encuentran en situación de desempleo y que realizan una actividad voluntaria presentan menos problemas psicosociales, alta autoestima y mayor implicación asociativa.
- Las personas que se encuentran en situación de desempleo y no desarrollan ninguna actividad voluntaria, presentan más problemas psicosociales, baja autoestima y aislamiento social.
- Las personas que se encuentran en situación de desempleo y que realizan actividades voluntarias perciben el voluntariado como una oportunidad de aprender y de incorporar dichos conocimiento a su carrera/formación profesional y entienden la ayuda a los demás como factor transformador de personas y organizaciones.
Ivette Andrea Benavides Gómez
Psicóloga
Madrid
Psicóloga
Madrid
Comentarios
Publicar un comentario